domingo, 21 de diciembre de 2008

Salón famililar

Hablar sin parar, sin pensar.
A los gritos, si es posible sobre los demás.

No hacer una pausa.
Una pausa humana, para ver la flor, el pájaro, el niño.
Una pausa que pisa la pelota
Y hace que las cosas y los rivales sigan de largo.

Una pausa que hace dudar a Descartes,
Que hace empezar o bien retroceder unos pasos,
Sacar moños, papel de regalo y hasta quizás sacar de la caja,
No quiero decir desencajar,
Sólo una pausa, una coma, una mirada, un vale la pena.

Una pausa que ponga a prueba la inercia.

2 comentarios:

Mona lisa dijo...

Escribís tan lindo!!! Viste? Como que paso de moda hacer pausas, todo para ayer, todo ya, como si fuéramos nosotros los que decidimos el tiempo que creemos haber inventado... A tu regreso sale birrin en el patio? besos!

Anónimo dijo...

Impresionante cómo captaste el momento. Es increible lo incómoda que se pone la gente con los silencios; esa manía de querer llenarlos con palabras vacías, con acciones sin sentido aparente.
¿No extrañas ese silencio de cuando eramos chicos, que escuchabamos a toda hora, sentados en la simpleza del patio de casa?
Un beso Fran, cuidate!
Brenda