Margaret Jackson asumió la noble pero difícil tarea de rescatar las palabras condenadas a morir.
Hay palabras cuyo destino es la muerte en el olvido, y emprenden su viaje por el abismo que esta repleto de miradas que simulan ver. Es casi siempre a mitad de camino cuando Margaret las intercepta, las atrapa como quien caza mariposas con un copo y las trae de regreso a la vida.
El destino de Margaret era interrumpir la fatalidad de las palabras sentenciadas quien sabe por que motivo.
Hubo un día juntado Margaret muchas palabras y jugando con ellas, al modo que lo hacen aquellos que sienten que han ganada algo, logró formar algunas oraciones.
Al completarse el párrafo fue Margaret la que encontro fatal destino, y mientras iba rumbo al no sabemos donde -suponemos el paraíso- vio volar a su alrededor como una especie de ángeles, conformados en su integridad por letras.
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